Domingo 8 junio 2014
Amanecimos de nuevo en un camarote, el cuarto que no ultimo, de nuestro itinerario alrededor del mediterráneo. Abandonamos ayer tarde Sicilia con la ilusión de ver hoy atracar el ferry en Cagliari, capital de Cerdeña, bien temprano. Y así ha sido. Ahí estábamos los tres enbalconados sobre la borda con la visión de la ciudad mientras el práctico del puerto abordaba la nave.
Los porches del estupendo Café Torino nos acomodaban en sus sillas mimbreadas junto a croisants y capuchinos gloriosos. La ruta que cruzaría de sur a norte Cerdeña por su famosa ruta SS125 estaba ya en nuestros tomtones y ya solo quedaba que desayunaran las motos. Gasolina al buche, carretera y manta.
Ruta una vez mas con sabor mediterráneo, con vegetación familiar, aunque esta vez las montañas impresionan haciendo revirar la carretera bajo las gomas de nuestras motos.
Hoy Fernando se autodenominó «el costalero». Ayer, en la entrada al ferry, una cadena de esas de par de kilos el eslabón se interpuso en su camino, y la Kawa y su piloto rodaron por el suelo húmedo de la barriga receptora de vehículos del ferry. Hoy, ya en ruta, una curva tipo paella y una rampa con tirabuzón imposible hicieron rodar al jefe de expedición de nuevo, dándose una buena costalada. Todo comienza por un «ayayayyyy, que me caigo…» y continúa con una rodada «tipo ninja» mas propia de Bruce Lee que de un alemán en moto. La galleta ha sido buena, aunque tranquilos sus fans porque ha sido sin consecuencias. Dos italianinis que pasaban por la zona insistían en llevarlo al hospital porsiaca, pero lo reusamos rápidamente mas que nada porque no sabíamos que hacer con su moto, y mañana hay que estar en Porto Torres abrazando el ferry que nos llevará a ciudad condal. Bromas aparte, el pundonor del piloto canoso y sus cullons están fuera de toda duda. Sigue ruta gloriosamente aunque insiste a cada rato en que le miremos su costado a ver si tiene moratón, enseñándonos su blanca hucha lampiña, a nosotros y a todo aquel que esté a nuestro alrededor.
Hemos cenado en una estupenda terraza de la afamada Costa Esmeralda Sarda, con un vinorro blanco de la tierra que nos ha ayudado a reír recordando anécdotas hasta saltar las lágrimas de quien os escribe. Gaspar también hoy rió bien agusto al mismo tiempo que se zampaba su rico calamar que tocaba hoy acompañado de «patatinas». Como bien él bien señala, este magnífico viaje tambien es una estupenda «ruta gastronómica». Hoy apuntábamos las buenas maneras moteras de nuestro profesor, el cuál se coloca la faja motera, guantes y casco hasta para mover su querida BMW dos metros para que le de la sombra.
Ya una vez durmiendo, los tres pilotos también tienen diferentes estilos de «conducción». Gaspar boca abajo, en coma a los 2 segundos de meterse, Fernando con su clásica postura de lado, dice él que es para tener mas estabilidad en la cama debido a su panza, y Angel boca arriba con manos entrelazadas sujetando el alma, tipo momia.
Mañana el día arrancará con la ilusión de ser nuestra ultima etapa motera en el extranjero, norte de Cerdeña, dejando para el martes la navegación hasta Barcelona y para el jueves montados en nuestras máquinas volveremos a casa bien felices junto a los que nos esperan, con la tarea bien hecha de estos últimos 27 días juntos.
«Viajar es vivir», dicen. Nos encanta. Viajar en moto es maravilloso. Pero volver a casa con la maleta llena de las bonitas experiencias vividas durante este viaje es aun mejor.