Día 7 de Junio del 2014
El día transcurrió paquí pallá por las calles de Palermo, buscando la puñetera taquilla de Grimaldi para sacar los pasajes que necesitaremos para embarcar en un par de días hacia Barcelona. Parece fácil, verdad? Pues no lo es. Nadie sabe donde es la «billeteria», como dicen los italianinis. Al final la descubrimos en una caseta de obra rodeada de tropecientos tunecinos, con sus coches cargados de neveras y fregaderas destartaladas amarradas en los techos de sus también desvencijados coches. Que choque cultural tan grande!!
A través de una ventanilla protectora y distante, con un solo agujero de comunicación tipo «boca de la veritá», introduces a veces tu brazo para tomar un documento, a veces la oreja para intentar escuchar lo que dice el uniformado vendedor. En fin, el billete ya está.. Pero que mala leche se hace. Y los tunecinos que estaban allá aun lo pasaban peor.
Bueno, muchachos, aqui os dejamos con unas fotos de intercambio de gafas alrededor de un capuccino italiano.
Que tomen nota los hosteleros españoles.